A veces nos duele la zona lumbar y nos baja hasta el glúteo o la pierna y nos aventuramos a decir “tengo ciática”, pero… ¿Qué es la ciática realmente?
Cuando los profesionales de la actividad física y la salud hablamos de ciática nos referimos a que el nervio ciático está sufriendo algún daño, bien sea en su origen o en algún tramo de su trayecto. Precisamente esto es lo difícil, conocer el origen de la sintomatología. Dependiendo del lugar de afectación del nervio ciático, hablaremos de ciática o de pseudociática.
El nervio ciático se origina en la médula espinal a la altura de la zona lumbar, con 2 ramas, una a cada pierna. Es el más largo del cuerpo humano, por lo que tiene sentido que sea el que más sintomatología nos provoque. En algunos tramos este nervio alcanza entre 1 y 1.5 cm de anchura.
La ciática es un conjunto de síntomas relacionados con el nervio ciático. En sí mismo no es un diagnóstico médico hasta que una serie de pruebas específicas así lo demuestre, de ahí que sea difícil concretar el origen del dolor.
La sensación suele ser una molestia situada a lo largo del recorrido del nervio o de alguna de sus ramificaciones. El dolor de ciática puede variar desde infrecuente e irritante hasta constante y debilitador.
Su origen es diverso, y justamente esto es lo que nos va a diferenciar entre ciática o pseudociática.
Ciática
Se produce una disminución del agujero foraminal (lugar de salida del nervio) por lo que éste, queda comprometido en su nacimiento. Ciática es sinónimo de estrechamiento del canal en su origen. La causa más común de ese estrechamiento es la hernia discal.
Pseudociática o Falsa ciática o síndrome del piramidal
El síndrome del piramidal o del músculo piriforme, se produce debido a la compresión o pinzamiento del nervio ciático por hipertrofia o contractura del músculo piriforme.
El piramidal tiene su origen en la zona sacra y su inserción en trocánter mayor. Suele ser un músculo hipertónico (con más rigidez) y en la mayoría de las personas el ciático pasa por debajo del piramidal. Si el piramidal tiene más tensión de la que debe e invade parte del espacio reservado para el nervio… el ciático “se queja” demandando lo que es suyo.
Los nervios tienen vascularización sanguínea. Lo que significa que si los comprimimos en algún tramo de su recorrido, la irrigación puede ser insuficiente y la trasmisión del impulso nervioso deficiente. De ahí pueden venir los hormigueos, la falta de sensibilidad…
Hay diferentes test que pueden orientarnos acerca del origen de la sintomatología que tenemos. Son de gran ayuda pero no olvidemos que no nos dan un diagnóstico. Algunos de ellos son el de Bragard y el de Lasegue.
Os proponemos algunos ejercicios que os podrían ayudar.
– Neurodinamia (suele ayudar si es ciática). Al estirar la pierna, mirar al techo, y viceversa. Buscamos mover el nervio, por lo que si estiramos de un lado tendremos que “aflojar” del otro.
– Estiramiento del piramidal (suele ayudar si es pseudociática). Buscamos el estiramiento en el glúteo de la pierna que está encima de la otra (dibujo 1) o pierna que tenemos más adelantada (dibujo 2).
– Pelotita en el piramidal, abrir y cerrar la pierna, sintiendo que la pelota se va adentrando poquito a poco en el glúteo. Ayuda a relajar la musculatura de esa zona y si fuera pseudociática podría ir reduciendo la sintomatología. Si el dolor en el punto concreto donde hemos puesto la pelota es muy intenso, es probable que no esté en el sitio adecuado, por lo que será mejor no hacer este ejercicio.
Para concluir esta entrada, resaltar que no todas las ciáticas tienen como origen una hernia discal. Tenemos que valorar que la causa puede ser también muscular. Si te sientes identificado con lo descrito en líneas superiores, deberías de ponerte en contacto con un profesional que te oriente de una forma individualizada. Los ejercicios detallados anteriormente en general ayudan, pero no en todas las fases de la lesión (sobre todo el trabajo de neurodinamia) por lo que es fundamental la guía de un experto.